En un extracto de mi futuro libro, ahora en obras, se puede leer lo siguiente:
"Un ejemplo de otra forma de llevar la vida son los sadhus u hombres santos, que han renunciado a una vida material y dedican su tiempo a la meditación con Shiva como patrón, el más relevante de los ascetas. Viven físicamente dentro de la sociedad, pero han renunciado a sus ataduras y sus placeres. Necesitan muy poco y subsisten a base de limosnas. Visten un color anaranjado, que es buen color, pero otros no llevan ropa alguna, solamente cenizas que tapan partes de su cuerpo, aunque más bien tapan poco. En Pashupatinath había muchísimos, pero no era posible fotografiarlos. Algunos estaban reunidos en grupos, tumbados en el suelo y llenos de polvo, con unas rastas de nivel experto. "
Continúa un poco más abajo relatando así y no de otra manera:
"Destacar a modo de ejemplo a los babas erguidos, que hacen un voto consistente en permanecer el resto de su vida de pie incluso para dormir. Tan sólo utilizan una especie de columpio sobre el que se apoyan. A través de su disciplina y dolor también recorren el camino hacia el Nirvana, aunque sufren problemas de circulación en las piernas. Por suerte, hay gente para todo todavía. Al menos, digo yo, cada uno debería plantearse en algún momento qué vida le gustaría llevar o cuál sería la que mejor le convendría, pero, para mi sorpresa, compruebo que pocos recapacitan sobre ello, simplemente reproducen por inercia lo que ven en los humanos de sus círculos más próximos. Absorben lo que tienen alrededor, como una esponja, haciéndolo suyo y transmitiéndoselo de la misma manera a sus descendientes y a las personas que los rodean. Hipnosis colectiva, pero es éste otro tema que habría que tratar en detalle llegado el momento. Por otra parte, quizás esa afinidad e influencia de unas personas sobre otras haya llevado al género humano a tan alto desarrollo social, evolutivamente hablando. También deja de manifiesto un punto muy débil: la facilidad de influir y condicionar, también negativamente, sobre los individuos por parte de aquel que tenga las herramienta adecuadas, y esas herramientas, todo sea dicho, no necesitan ser demasiado sofisticadas. Con técnicas tan rudimentarias, pero eficaces, usadas por la religión se han conseguido resultados asombrosos. Las cabezas son moldeables.
Un añadido a destacar: por si nadie se había dado cuenta, cuando preguntaban en el colegio qué quería ser cada uno de mayor nadie respondía sadhu. Muchos futbolistas, artistas, médicos, astronautas o bailarinas, pero sadhus, ninguno. Se me ocurren dos explicaciones a este hecho. Primera: no oí las respuestas de mis compañeros diciendo “sadhu” porque estaba distraído o estornudé justo en este momento. Segunda: a veces las cosas se tuercen y uno acaba siendo cosas que no esperaba, como ser cajera, vendedor de seguros o algo mucho peor, oficinista enclaustrado en un edificio de 7:00 a 16:00. Nadie tenía esos sueños de niño. Considerando esta segunda opción, es probable que algunos de ellos acabaran siendo sadhus, aunque haciendo un esfuerzo mental, no recuerdo que hubiera ninguno en la última reunión de exalumnos del colegio. Quizás no los vi por estar distraído o estornudando en el momento en que pasaron por delante de mí. De todos modos, en Móstoles siempre hubo pocos sadhus."
1 comment:
Plas plas plas.... Naranja genial como siempre!!!!!! ¿Sabes que me contestó mi sobrino Lucas el otro día? Que quería ser sadhu para poder estar con su tía que se iba siempre a la India ;-)
Post a Comment