Merodeando un poco por los rincones de Pashupatinath, encontré a un grupo de, cómo diría... grupo de amigos reunidos. No estaban jugando al mus ni a la brisca, pero sí andaban liados con los procedures previos a la sesión de fumar. Todos eran locales de pura cepa, excepto un tipo de piel blanca, noruego al parecer, que se había unido a ellos hace seis meses en calidad de pupilo. Sus gurús le enseñarían las artes y maneras de la meditación. De momento el chico se lo tomaba muy en serio, al juzgar por su actitud de tensa concentración que observé durante el largo tiempo que estuve ahí sentado contemplando la escena. Era como una película, en espera a ver qué pasaba, porque algo tendría que pasar con tanta preparación. El resto, sin embargo, mucho más relajados, como si estuvieran en su casa, que, por otro lado, lo estaban. No sé si eran expertos en meditación o en alcanzar niveles superiores de la consciencia, pero de lo que sí puedo dar testimonio es que eran unos másters del fumeteo. Prepararon una pipa con hachís, que por lo visto lo solían utilizar muy fuerte, y se la iban pasando de uno a otro para esnifarla. Pronto se llenó todo de un extraño olor y, tras un par de vueltas que dio la pipa, los efectos no tardaron en aparecer, sobre todo, en el tipo de barba con los atuendos más rosas. Así no es difícil ver otros mundos de colores. Lo más curioso de este asunto es que la escena presenciada constituye la forma de vida habitual de estos grupos de personas, día sí y día también.
Showing posts with label nepal. Show all posts
Showing posts with label nepal. Show all posts
04/02/2012
31/01/2012
Sobre sadhus, santones, ascetas y otras especies de variedad asombrosa que pululan por ahí
En un extracto de mi futuro libro, ahora en obras, se puede leer lo siguiente:
"Un ejemplo de otra forma de llevar la vida son los sadhus u hombres santos, que han renunciado a una vida material y dedican su tiempo a la meditación con Shiva como patrón, el más relevante de los ascetas. Viven físicamente dentro de la sociedad, pero han renunciado a sus ataduras y sus placeres. Necesitan muy poco y subsisten a base de limosnas. Visten un color anaranjado, que es buen color, pero otros no llevan ropa alguna, solamente cenizas que tapan partes de su cuerpo, aunque más bien tapan poco. En Pashupatinath había muchísimos, pero no era posible fotografiarlos. Algunos estaban reunidos en grupos, tumbados en el suelo y llenos de polvo, con unas rastas de nivel experto. "
Continúa un poco más abajo relatando así y no de otra manera:
"Destacar a modo de ejemplo a los babas erguidos, que hacen un voto consistente en permanecer el resto de su vida de pie incluso para dormir. Tan sólo utilizan una especie de columpio sobre el que se apoyan. A través de su disciplina y dolor también recorren el camino hacia el Nirvana, aunque sufren problemas de circulación en las piernas. Por suerte, hay gente para todo todavía. Al menos, digo yo, cada uno debería plantearse en algún momento qué vida le gustaría llevar o cuál sería la que mejor le convendría, pero, para mi sorpresa, compruebo que pocos recapacitan sobre ello, simplemente reproducen por inercia lo que ven en los humanos de sus círculos más próximos. Absorben lo que tienen alrededor, como una esponja, haciéndolo suyo y transmitiéndoselo de la misma manera a sus descendientes y a las personas que los rodean. Hipnosis colectiva, pero es éste otro tema que habría que tratar en detalle llegado el momento. Por otra parte, quizás esa afinidad e influencia de unas personas sobre otras haya llevado al género humano a tan alto desarrollo social, evolutivamente hablando. También deja de manifiesto un punto muy débil: la facilidad de influir y condicionar, también negativamente, sobre los individuos por parte de aquel que tenga las herramienta adecuadas, y esas herramientas, todo sea dicho, no necesitan ser demasiado sofisticadas. Con técnicas tan rudimentarias, pero eficaces, usadas por la religión se han conseguido resultados asombrosos. Las cabezas son moldeables.
Un añadido a destacar: por si nadie se había dado cuenta, cuando preguntaban en el colegio qué quería ser cada uno de mayor nadie respondía sadhu. Muchos futbolistas, artistas, médicos, astronautas o bailarinas, pero sadhus, ninguno. Se me ocurren dos explicaciones a este hecho. Primera: no oí las respuestas de mis compañeros diciendo “sadhu” porque estaba distraído o estornudé justo en este momento. Segunda: a veces las cosas se tuercen y uno acaba siendo cosas que no esperaba, como ser cajera, vendedor de seguros o algo mucho peor, oficinista enclaustrado en un edificio de 7:00 a 16:00. Nadie tenía esos sueños de niño. Considerando esta segunda opción, es probable que algunos de ellos acabaran siendo sadhus, aunque haciendo un esfuerzo mental, no recuerdo que hubiera ninguno en la última reunión de exalumnos del colegio. Quizás no los vi por estar distraído o estornudando en el momento en que pasaron por delante de mí. De todos modos, en Móstoles siempre hubo pocos sadhus."
Subscribe to:
Posts (Atom)