"...El taxista resultó ser de un tipo de humanos de esos que, si uno se para a pensar, nunca ha visto antes algo que se le pareciera. Era extremadamente delgado, mayor, aunque quizás no lo era tanto y estaba aviejado por la vida, y, sobre todo, me llamó la atención su mirada huída. Parecía un cadáver con un hilo de vida. Podía ver sus ojos a través del retrovisor y estaban totalmente perdidos. Al llegar cerca del destino, preguntaba a la gente por el G-Block, y lo hacía en un nivel sonoro tan ínfimo que dudo lo oyera él mismo..."
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